La expectación se adueña de mi, poderosa, tilitante...en silencio se me apodera hasta controlarme por completo.
Silencio, es lo único que pido, necesito escapar de este mundo, pero estoy atado a él por cadenas invisibles que no puedo romper.
El tiempo se hace eterno....soledad....e inesperanza en el futuro. Las rosas se muestran bellas y negras en su jarrón, pero al alargar la mano se rompe el cristal.
Y no entiendo el porqué, soy un ser insensible, incapaz de controlar mis ideas y mis sentimientos.
Vuelan, rodeándome y riéndose de mi, hasta que estallo...y grito...y solo se oye el silencio. Mi voz no funciona....
Salta, es lo único que se repite en mi mente, y veo la ventana al otro lado de la habitación. ¡SALTA!, ahora lo grita con tanta fuerza que no logro resistirme.
Y la habitación se hace más y más pequeña...y miles de escritos leídos rondan mi cabeza....y escapan en un cóctel de ideas sin buen sabor.
Locura, no hay otra razón, caigo lentamente en sus garras y no podré escapar....incompresión, me incomoda, me hiere más que miles de espadas, más que cientos de palabras.
Y despierto...solo recuerdo lloros, enfados y de pronto esperanzas..., pero despierto y se difuminan, se desvanecen con la luz del Sol.
Hoy toca ir a clase...será un buen día.
Rafael Reina