En la mañana conocí a una gata salvaje
valiente y decidida, suversiva e indomable
sin buscarla siquiera la hallé lejos de las calles.
En la tarde...no se qué pasó en la tarde;
tan sólo recuerdo palabras veladas, sueños, pesadillas...
sólo recuerdo que pasaron las horas y acabé enamorándome.
En la noche escapé de sus labios envenenados,
de los besos, los suspiros...en la noche escapé
de todos los sueños de mi noches de verano.
Pero al amanecer llegaron los fantasmas,
los anhelos perdidos, los sueños dormidos.
Al amanecer conocí a una nueva gata
que, estoy seguro, de nuevo, me dejará herido.
Rafael Reina