El tiempo se hace eterno entre dos suspiros que se suceden. Las palabras se hacen eternas si no hay quien las renueve.
Ahora la inspiración fluye por las venas tanto o más que la sangre, pero no siempre fue así ni siempre lo será: es probable que alguien en el cielo se este acordando de nosotros, de unos pobres e insignificantes poetas de callejón que buscan calar hondo, provocar tu pasión.
Y hablo en plural porque ya no estoy slo, sino que aquél que en tantos otros lugares me hace compañía se une a mi en esta lucha contra la monotonía de un día a día que va tomando color.
Bienvenido Natahair.
Rafael Reina
No hay comentarios:
Publicar un comentario